viernes, 21 de agosto de 2009

Darse cuenta y espontaneidad



Ayer tuve la gracia de poder danzar*. En esta práctica meditativa, cuando ponemos en movimiento el cuerpo y lo dejamos libre por un ratito del dominio de la mente, suelen surgir interesantes “darse cuenta” o caída de fichas, como prefieran.
Una de las propuestas de la clase era ir al encuentro de la espontaneidad, eso que brota de nosotros cuando simplemente dejamos de intentarlo. En un ejercicio de a dos, la consigna fue: estar ahí, presentes, moviéndonos con nuestro propio ritmo, sin tratar de complacer al otro ni que el otro nos complazca.

Suena sencillo, pero... ¿Cuánta energía consumimos por día en el vano esfuerzo de hacer cosas para agradar a otros, para gustarles, para que piensen tal o cual cosa acerca de nosotros, para que nos acepten, nos valoren, nos amen...? ¿Cuánta frustración nos ahorraríamos si dejásemos de esperar que los demás “nos hagan” sentir determinadas cosas, que actúen de la manera que creemos nos hará felices, que dejen de hacer o ser eso que no nos gusta y tanto rechazamos??...

La oración de la gestalt es para mí como el abc de cualquier intento por clarificar esto que pasa en cualquier vínculo humano. Y reza así:

"Yo soy Yo.
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas.
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú.
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,
será maravilloso.
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a mí mismo,
cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a ti,
cuando intento que seas como yo quiero,
en vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.”

Fritz Perls


Cuando nos permitimos “soltar la cabeza” en nuestra relación con los demás y con nosotros mismos, surge la verdadera libertad para ser, así tal como somos, aquí y ahora. Se abre un espacio para la espontaneidad en cada encuentro con un otro. Recuperamos la liviandad y la frescura. Entonces la palabra “complacer” toma una nueva dimensión. Se transforma en un modo de estar y de dar diferente, de otra calidad. Esa clase de intercambio humano en la que nunca queda del todo claro quién está dando y quién recibiendo, porque los dos disfrutamos de eso que sucede. Como cuando hacemos el amor....con placer.


*danza de los 5 ritmos de Gabrielle Roth

viernes, 7 de agosto de 2009

Psicoterapia y bienestar


¿Qué es el bienestar? Se me ocurre pensarlo como todo lo opuesto a ese estado que solemos considerar como “normal”, “común”, “neurótico” (?) por lo generalizado y masivo, esa especie de ruido de fondo en el que vivimos la mayoría de los seres humanos en esta cultura occidental. El bienestar sería lo que se opone a ese estado silencioso, oculto y casi permanente de sufrimiento producto de estar alejados de nuestra naturaleza humana esencial. Y esta ausencia de bienestar suele manifestarse en una vaga sensación de insatisfacción, de falta de alegría, aún en medio de lo que se supone debería ser una vida plena.

La psicoterapia no es sólo para los que necesitan ser curados de sus “síntomas” que le impiden una adecuada adaptación a su contexto social-cultural. También es un camino que cada día más personas eligen en la búsqueda de sí mismos, de un nuevo modo de estar en este mundo.

Me gusta la definición de Eric Fromm acerca del bienestar. Lo presenta de una manera amplia, con condimentos del budismo zen, incluyendo aspectos que van más allá del ego individual y que tienen mucho que ver con el espíritu que anima este espacio.

“El bienestar es el estado de haber llegado al pleno desarrollo de la razón, no en el sentido de un juicio meramente intelectual sino de captar la verdad, “dejando que las cosas sean” (por usar un término de Heidegger) tal como son.
El bienestar sólo es posible en el caso de que uno haya superado el propio narcisismo, en la medida en que uno está abierto, en que responde, en que es sensible y está despierto y vacío (en sentido zen).
El bienestar significa el logro de una relación afectiva completa entre el hombre y la naturaleza, superar la separación y la alienación, llegar a experimentar la unidad con todo lo que existe y, al mismo tiempo, experimentarnos a nosotros mismos, como entidad separada, como individuo.
El bienestar significa nacer completamente, convertirnos en lo que ya somos en potencia, significa tener plena capacidad para la alegría y la tristeza o, por decirlo de otro modo, despertar del semisueño en que vive el ser humano normal, y despertar por completo.
El bienestar significa desprenderse del propio ego, renunciar a la avaricia, dejar de perseguir la preservación y engrandecimiento del ego, ser y experimentarse a uno mismo en el acto de ser, no en el de tener, de conservar, codiciar y usar.”

Que estén bien!!