viernes, 2 de julio de 2010

Redes de apoyo entre mujeres



No me cabe ninguna duda que los seres humanos estamos diseñados para vivir en comunidad. En cambio la modalidad que impera en las grandes ciudades modernas, da prioridad a las familias nucleares, prefiriendo aún más a las familias constituidas por una sola persona. Este sistema suele generar buenos frutos económicos, al menos para unos pocos.

Por otra parte, la mayoría de las mujeres modernas hemos elegido terminar una carrera universitaria o lograr un buen puesto de trabajo, en lugar de tener una vida semejante a la de nuestras madres y abuelas.
Pero cuando –casualmente y contra todos los pronósticos- nace un niño, la soledad y el desconcierto para las madres es moneda corriente. Porque no hay comunidad que nos avale, nos sostenga, nos ampare, nos transmita sabiduría interior, o satisfaga cualquier necesidad, física o emocional.

Muchas de nosotras pretendemos atravesar la maternidad utilizando los mismos parámetros con los que estudiamos, trabajamos, tomamos decisiones, luchamos, nos hacemos valer, generamos dinero, elaboramos pensamientos o practicamos deportes. Confiamos en que la maternidad no podría ser más compleja que lidiar con cincuenta empleados a cargo todos los días. Sin embargo...solemos comprobar que se trata de otro nivel de complejidad.
La mayor dificultad consiste en “dejar el mundo real” para “ingresar en el mundo onírico” de la fusión mamá-bebé, y aunque cada una de nosotras reacciona en forma diferente durante el puerperio, sólo en la medida en que estemos bien sostenidas, estaremos en condiciones de sostener al bebé.

Hoy no tenemos aldea, ni comunidad ni tribu ni vecindad en muchos casos. A veces tampoco familia extendida. Pues bien, necesitamos crear apoyos modernos y solidarios. De lo contrario no es posible entrar en fusión con el bebé. No es posible amamantarlo, ni fundirse en sus necesidades permanentes.

Las mujeres tenemos que organizarnos. Una posibilidad es crear grupos de apoyo, o de encuentro, o grupos de crianza abiertos para que las madres encontremos compañía con nuestros hijos en brazos, comprensión de nuestros estados emocionales y aceptación de nuestras ambivalencias.



Laura Gutman


lunes, 28 de junio de 2010

Maternarte: Grupos de Crianza


“Maternarte” nace atendiendo a una necesidad cada día más creciente que tenemos las mujeres que nos convertimos en mamás en esta época de encontrar lugares de refugio, de amparo, de sostén emocional, en medio de la demanda incesante y el ritmo cotidiano.

Es un espacio abierto de contención, calidez, escucha y apoyo mutuo, en donde nos permitimos explorar juntas ese indescriptible universo de sensaciones, sentimientos, mandatos, mitos y creencias que todas tenemos acerca de la maternidad y de quiénes somos verdaderamente.

Nos encontramos semanalmente y en grupos chicos mamás recientes con sus bebés y niños pequeños para compartir, además de un tecito caliente y algo rico, nuestras viviencias y experiencias en este proceso de “ser mamá”: alegrías, temores, tristezas, soledades, silencios, incertidumbres y aprendizajes vitales.

Cada encuentro es único, todas son bienvenidas y mi intención es que cuando volvamos a casa, todas nos sintamos un poquito más aliviadas y disponibles para dar y disfrutar lo mejor de nosotras mismas.


Si querés consultar acerca de los días y horarios de estos grupos o para inscribirte, podés enviar un mail a maternarte@almaplena.com.ar o comunicarte al 15-3281-7298 (Lic. Analía Arrighi)




miércoles, 20 de enero de 2010

Miedo a la oscuridad


Hoy recibí un mail con una propuesta de meditación y adjunto estaba este mensaje acerca de la oscuridad. Me tocó de cerca así que lo transcribo más abajo. Lo sentí muy sabio y alentador para esos momentos de transición o de cambios profundos por los que, en algún momento de la vida, todos atravesamos o nos vemos obligados a transitar.

Mientras pensaba en el miedo a la oscuridad se me ocurrían un montón de cosas. Lo primero que se me vino fueron esos temores de la infancia que con el correr de los años "creemos" haber superado adultamente.
Más acá y más profundamente, pensé en la resistencia a tomar contacto con la angustia, con el vacío, con una "nada" que tratamos de evitar fervientemente. Solemos asociar este vacío -que remite a un desamparo primario- con el sentimiento de soledad y por eso le huímos permanentemente. Pero soledad y desamparo no son sinónimos ni se dan necesariamente siempre juntos. Hay quienes disfrutamos plenamente de esos ratos a solas. Si podemos experimentar la soledad como un remanso donde reencontrarnos con nosotros mismos antes de volver al contacto con los otros, podemos pensar en la oscuridad como esa pausa necesaria antes de un nuevo comienzo.

"Así como la semilla comienza su vida en la oscuridad de la tierra, o como el niño comienza su vida en la oscuridad del útero, todos los comienzos son en la oscuridad, porque la oscuridad es una de las cosas más esenciales para que empiece cualquier cosa.

El comienzo es misterioso, de ahí que la oscuridad sea necesaria.

Y el comienzo es tan delicado, por eso es que también es tan necesaria la oscuridad.

El comienzo es también muy íntimo, por eso es que también es necesaria la oscuridad.

La oscuridad tiene profundidad y un tremendo poder para nutrir.

El dia te agota, la noche te rejuvenece.

La mañana vendrá, el día seguirá, pero si tienes miedo a la oscuridad, el día nunca llegará.

Si uno quiere saltar la oscuridad, entonces el día será imposible. Uno tiene que atravesar la oscura noche del alma para alcanzar el alba. La muerte es primero, después es la vida.

En la secuencia común de cosas, el nacimiento es primero, después es la vida, pero en el mundo interior, en el viaje interno, es justamente lo contrario: la muerte es primero, después es la vida”


Osho