lunes, 3 de enero de 2011

¿Qué necesitan nuestros bebés­?



Si nuestros bebés pudieran hablar quizás esto es lo que nos dirían:
“Mamá, he llegado a ti trayendo dentro de mi alma sutil vibración de vida y en mi corazón semillas y espacio para que crezcan. Desde que estoy en tu panza te escucho, te siento, te quiero. Anhelo desde tus brazos iniciar mi aprendizaje, aquel que me llevará a crecer, caminar y volar. Soy muy sensible al entorno, necesito mucho amor. Que tú y papá me acaricien y abran su corazón al amor que yo les traigo. Que me miren, que me observen, que penetren mi mirada y comprendan mi lenguaje que está libre de palabras. Que acaricien mi cuerpo pequeño, inmaduro, dependiente y me ayuden tiernamente a crecer dentro de él. Para mí todo es diferente ahora, de cuando estaba en tu panza, de cuando vivía en el cielo, y mientras voy aprendiendo de mis nuevas experiencias necesito leer en sus caras, en su voz y en sus caricias, que me quieren, que les gusto y que disfrutan conmigo. Me encanta escuchar sonidos, yo los distingo muy bien: esa voz es de papá, la suave es de mamá. De los dos yo necesito que permitan que en mi espacio crezcan aquellas semillas que traigo en el corazón, con su afecto, sus palabras y la risa de los dos.”

Extraído de “Mamás de la Nueva Era” de Adela Aguirre


Muchas veces las mamás nos preguntamos qué es lo que tenemos que ofrecerles a nuestros pequeños para que crezcan sanos, fuertes y felices y generalmente las recomendaciones, señalamientos y teorías de todo tipo nos desorientan con tanta información.

Desde mi experiencia personal y profesional creo que lo más esencial para poder satisfacer las necesidades de un bebé es conectar con nuestra intuición femenina y no tanto con nuestra racionalidad y nuestros saberes intelectuales. Claro que no siempre es fácil. La mayoría de nosotras no estamos acostumbradas a darle crédito a este modo sutil de percepción de la realidad porque socialmente está desvalorizado y nos entrenan desde muy chicas para desoírlo.
Si una mujer está lo suficientemente acompañada y sostenida es capaz de sentir en sí misma las sensaciones de su bebé. Existe una comunicación a nivel energético, no verbal, tan profunda como maravillosa entre esos dos seres que hace poquito habitaban un mismo cuerpo.
La llegada de un hijo siempre es una nueva oportunidad que nos regala la vida para redescubrirnos como mujeres, revisar antiguas creencias, deshacer prejuicios, volver a nuestras raíces, crecer, madurar, expandirnos y evolucionar. De nosotras depende aceptar o no el desafío.

1 comentario:

casiopea dijo...

fu magico ese tipo de comunicación con mi hija al nacer. Es parte de ti, es puro y no ay perjuicios, asi la energia se transmite estupendamente, cuanto amor! Yo a veces tambien siento esa comunicacion por cosas pequeñas de este mundo, como los arboles,una piedra, o una simple sonrisa!!! paz!!