sábado, 14 de mayo de 2011

Espiritualidad y vida cotidiana



Ser humano es ser una posada, todas las mañanas llega alguien nuevo. Una alegría, una depresión, una mezquindad. Despertamos momentáneamente a algo nuevo como acogemos a un visitante inesperado.

Recíbelos y atiéndelos a todos,aunque sean un montón de penas que barren violentamente tu casa y vacían tus muebles. Aún así, trata a cada huésped de manera honrosa. Tal vez te esté preparando para algún deleite.

El pensamiento sombrío, la vergüenza, la malicia ve a recibirlos a la puerta, con una sonrisa e invítalos a entrar. Agradece a quienquiera que llegue porque todos han sido enviados como guías del más allá.

Rumi



¿Qué significa ser una persona espiritual en la vida cotidiana? En lo personal creo que se trata de darle lugar en nuestro hacer de todos los días a esa dimensión trascendente que como seres humanos todos tenemos. Saber y creer con la mente y sentir con el corazón que somos más que este cuerpo con sus emociones y pensamientos, separado de todo lo demás. Separado de la naturaleza, de los otros seres humanos, del cosmos.


Puede que en el trajín de todos los días y demasiado enfocados en “lo que tenemos que hacer”, perdamos una y mil veces de vista esta perspectiva y actuemos desde nuestro pequeño ego, cargado de ansiedades, temores, recuerdos y fantasías. Pero en el fondo, quienes ya emprendimos este viaje, siempre sabemos que hay algo más allá. Que otra vida es posible. Una parte de nuestro ser no lo olvidó completamente y siempre añora ese reencuentro con un modo de estar –con nosotros mismos y con los demás- más pleno, natural y abierto.


Puede que tengamos alguna práctica meditativa, que asistamos a seminarios, retiros o talleres dónde explorar y contactar con esta dimensión de lo espiritual humano. Pero cada vez que volvemos a casa el desafío es mantener esta perspectiva ampliada del mundo y de nosotros mismos, aún en medio de la velocidad del quehacer cotidiano, para enriquecer con esta sabiduría el tránsito por nuestros días.


Como dice Jack Kornfield, la verdadera tarea de una auténtica vida espiritual no está en lugares remotos ni en estados alterados de conciencia. Está aquí en el presente. Dondequiera que nos toque estar hoy. Esta espiritualidad nos pide que tengamos un espíritu de bienvenida para saludar todo lo que se nos presenta, con un corazón sabio, respetuoso y bondadoso. No siempre estaremos centrados, sonrientes y extáticos. Pero podemos elegir tomar una actitud de aceptación más tolerante y compasiva frente a nuestro sufrimiento y el de los demás. Ante nuestras ataduras, miedos, confusiones y las del mundo en que vivimos.


Darle la bienvenida a esto que es, a esto que está siendo ahora mismo, en lugar de lo que idealmente esperaríamos que fuese, no es nada fácil. Lo sé por mi propia experiencia y por la de quienes acompaño en su búsqueda personal. Más allá de cualquier obstáculo, sigo creyendo que es una de las prácticas más transformadoras, eficaces y sanadoras para la vida.

No hay comentarios: